Por el Profesor Pablo Camogli / Exclusivo para"El Mordisco"

El don y la venganza, de los guaraníes a los buitres.


Comparación y sintonía entre la historia del pueblo guaraní y la actualidad nacional, contada desde Misiones por el profesor Pablo Camogli. Un aporte para entender que el presente solo se puede comprender en su totalidad, si se revisa la historia de la Patria.


La nación guaraní, que aún perdura como pueblo, como cultura y como palabra en la región de la triple frontera entre Paraguay, Brasil y la Argentina, alcanzó un grado de desarrollo humano que le permitió protagonizar la que es, quizás, la más fantástica experiencia de la era colonial: las Misiones guaraní-jesuíticas. A tres siglos del momento de auge de aquella organización y gracias a su supervivencia es que podemos extraer algunas enseñanzas como para comprender lo que nos ocurre hoy como pueblo sometido, una vez más, al neoliberalismo.

 

Los guaraníes desconocían la economía mercantil imperante en la época, mucho menos comprenden la economía de mercado impuesta por el voto en la Argentina actual. En un notable trabajo etnográfico, el maestro Bartomeu Meliá, en compañía de Dominique Temple, explican la economía guaraní con la frase “el don y la venganza” (Meliá y Temple, El don y la venganza y otras formas de economía guaraní, Asunción, Centro de Estudios Paraguayos “Antonio Guasch”, 2004).

 

Según esta explicación, el guaraní concibe al trabajo como algo cooperativo (potiró), en donde resulta indispensable aportar “todas las manos” para realizar las tareas (cosechar, cazar, construir una vivienda, un templo, etcétera). El elemento central de esta concepción es la reciprocidad (jopói), que se podría entender como “abrir la mano dando”. Pero no solo dar en cuanto tiempo o esfuerzo físico de trabajo, el jopói es la “razón práctica económica” de los guaraníes, cuya finalidad última es “reproducir el don”. El don, por su parte, es el convite (pepy), la porción festiva con que se agasaja a los que colaboraron en las tareas colectivas. De esta forma, trabajo y celebración conforman un mismo plano filosófico/ritual. Dicho en palabras de Meliá y Temple: “El trabajo es una forma de reproducir el don y el don es historia social, memoria y futuro”.

 

En contrapartida, los guaraníes consideraban que el pago o el poner un precio a algo, era una venganza (tepy). La antropofagia de los guaraníes se sustentaba en este concepto, comerse al derrotado era vengarse de él, cobrarse por haberlo enfrentado. Tan es así que en el guaraní que se habla actualmente en el Paraguay la palabra tepy se traduce como precio y mercadería. Y se usa la expresión hepy eterei para decir que el precio es muy alto o, dicho en términos de la cultura nativa, que su venganza es muy grande.

 

Aquella construcción cultural de la economía guaraní nos permite analizar la actualidad de una Argentina gobernada por los CEOs de las principales corporaciones del país en contubernio con los referentes del sistema financiero internacional. Luego del default del 2001, el problema de la deuda se encauzó a través de la negociación con los bonistas. Ese diálogo tuvo dos actores. Por un lado, aquellos que aceptaron las condiciones de pago de la Argentina (93% de los bonistas) y, por el otro, los que no lo hicieron y siguieron litigando para cobrar una tajada mayor.

 

Con los acuerdos del 2005 y 2010, la Argentina aceptó pagar según la capacidad de potiró (trabajo colectivo) de los argentinos. El país se puso de pie e inició un proceso de crecimiento del PBI inusitado en su historia que se tradujo en el pepy (convite) para todos y todas (AUH, ProCreAr, Movilidad jubilatoria, 6% para educación y un extenso etcétera).

 

Mientras, los buitres fueron por todo, apoyados en un juez neoyorquino y en sus fuerzas de choque, tanto locales como foráneas. Durante una década litigaron contra al país, no con el fin de cobrar la deuda ilegítima, sino para alcanzar su tepy (venganza) contra la Argentina. Hoy, que el gobierno nacional anuncia la firma de un acuerdo con estos bonistas que significará el endeudamiento de las futuras generaciones de argentinos, bien podríamos decirles a los buitres, al presidente Mauricio Macri y a su ministro de finanzas Alfonso Prat Gay: ¡¡¡Hepy eterei!!! (tu venganza es muy grande).

 

Pablo Camogli

Exclusivo para"El Mordisco"