La calle es un lloradero


Los precios se dispararon en estos dos meses macristas. Antes los inconformes renegaban de las cadenas nacionales, de la plata que se gastaba en las transmisiones del fútbol, de las restricciones para la compra de dólares. Ahora, la queja está a la salida del supermercado.


No pasó mucho. Apenas van poco más de dos meses. Sin embargo, en los ambientes de trabajo, en los cafés, en la cola de los bancos, en la parada de los colectivos, el clima es muy distinto que antes del 10 de diciembre.

 

Jorgelina acaba de salir del supermercado más grande de la mendocina San Martín y encara sus pasos hacia la terminal. Colgada del hombro derecho lleva su cartera y, de ese mismo lado, lleva la bolsa con la mercadería. No va muy llena. “Gasté 300 pesos. Es la cena de hoy y el almuerzo de mañana. Tonteras. Llevo lo mismo que antes compraba con $100”, dice.

 

-¿Cuándo es “antes”?-

 

-Antes es ahora, hace poquito, como unos dos meses- calcula Jorgelina.

 

Tiene 50 años y trabaja “acá cerquita”. Es empleada doméstica.

 

-No te voy a decir que antes que subiera Macri, no había inflación, porque no es cierto. Había. Pero desde diciembre… ¡todo se fue al diablo!. Con lo que ganaba yo y lo que ganaba mi marido, que es albañil, más o menos tirábamos. Pero ahora, a mi marido le cuesta cobrar los trabajos y yo le pedí aumento a mi patrona y me dijo que por ahora no podía, porque a ella tampoco le han aumentado- cuenta.

 

-¿En qué trabaja su patrona?-

 

-Es docente. Profesora-

 

-¿Le puedo preguntar a quién votó?-

 

-Yo voté a Scioli, querido. Pero cuando ganó Macri, no pensé que esto iba a ser tan terrible-

 

Las finanzas de Jorgelina se miden en porcentajes. Son los porcentajes que no mide el INDEC, porque el gobierno nacional no puede o no quiere que lo haga.

 

Según los sondeos que han hecho distintos observatorios, los alimentos han tenido un aumento del 46%, desde el 1º de noviembre al 31 de enero pasado. Lo grave es que, tal cual están las cosas, al 1º de noviembre de 2016 el aumento será del 354%.

 

Roberto tiene 52 años y un carrito de supermercado con tres bolsas. Abre el baúl de su Duna blanco y las empieza a acomodar allí.

 

“No sé qué mierda va a pasar. Hoy es 21 y ya tuve que pagar con tarjeta, porque casi no me queda efectivo. ¿Sabés cuánto gasté acá? ¡976 mangos, gasté! Y en cuato o cinco días, a lo mucho, voy a tener que volver a comprar, porque con esto no llegamos hasta el día de cobro”, dice Roberto.

 

-¿La tarjeta lo salva?-

 

-¡Qué me va a salvar! ¡Es una trampa! Pensá que el pago lo mandé en tres cuotas y, para colmo, el supermercado te recarga el 10%. ¿Sabés el quilombo que voy a tener dentro de tres meses, entre las cuotas de la tarjeta y lo que voy a tener que gastar en comida? Hoy yo tendría que tener un aumento de casi el 50% en mi sueldo, para no endeudarme hasta las pelotas, como lo estoy haciendo. Pero ¡no me queda más remedio, le tengo que dar de comer a mi familia!.

 

Según los sondeos, los comestibles son lo que más a aumentado. Las bebidas, comparadas con los alimentos, subieron apenas el 10%, los artículos para el aseo personal el 13% y los de lmpieza del hogar el 15%.

 

-¿Usted a quien votó, Roberto?-

 

-¡A estos no, te lo juro!- dice, y se mete en el auto, puteando.

 

-¿Compró alguna cerveza, para pasar mejor el mal momento?-

 

-¡Callate, si subió casi al doble!-

 

-Bueno, pero el champagne está más barato-

 

-¡Andate a la p… que te parió!- y se va.

 

En Cuyo, para que una familia tipo no caiga en la indigencia y suponiendo que no deba pagar alquiler, debe tener un ingreso que ronda los $4.000.  Debe tener un ingreso de $8.500 para mantenerse con cierta dignidad

 

Para no ser indigente, a esa familia le deberían ingresar casi $1.000 más, que al 31 de octubre.

 

Hoy, cualquiera gasta en alimentos 32,23% más que hace dos meses.

 

No es muy difícil comprobar esto. La calle es un lloradero. Cualquiera puede escuchar ese llanto. Todos lloran, por más que algunos todavía lo hagan a escondidas. 

 

Enrique Pfaab

elmordisco2019@gmail.com