German Fluss / Especial para "El Mordisco"

Maten a los sindicatos


El director de la Dirección General de Escuelas (DGE) ordenó revivir una resolución de la crisis de 2001, para impedirle al sindicato docente ingresar a los establecimientos educativos y dispuso enviar un memorándum a los directivos de las escuelas, notificándolos de la medida.


No es difícil imaginar que pasó en el despacho de Jaime Correas. El ex director periodístico de Diario Uno, quien combatió durante 20 años la organización sindical dentro de los medios de Vila / Manzano, debe haberle ordenado a algunos de sus colaboradores de la DGE: “Vayan y busquen que encuentran. Algo tiene que haber”, y aquellos fueron a revolver resoluciones, para encontrar alguna que le impida al SUTE tener contacto en las escuelas con los trabajadores de la educación.

 

Y encontraron lo que buscaban.

 

Tuvieron que ir hasta los archivos de una de las crisis más brutales del país y ubicaron la resolución 00691 del 2 de agosto de 2002, en pleno gobierno de Roberto Iglesias.

 

Con esa resolución, Correas hizo enviar un memorándum a las escuelas, firmado por él, por Emma Cunietti y otras autoridades, en donde se cita la resolución que dice que “no se permitirá el ingreso de personas extrañas al establecimiento escolar” y que “no corresponde el ingreso de personas pertenecientes o que invoquen representación de entidades gremiales”.

 

Para justificar y maquillar ese único objetivo, también recuerdan que la prohibición incluye a personas ajenas al establecimiento que "amenacen o que violen la libertad e integridad física, psíquica y social" de los niños y adolescentes y que solo está permitida la entrada a "alumnos, padres, docentes, personal administrativo, equipo directivo, personal jerárquico de la DGE y autoridades tanto policiales como judiciales".

 

Este nuevo embate contra los derechos laborales, se suma a otro ejecutado en estos días y que aún no ha sido visualizado claramente por los docentes, en donde la DGE informó que las jornadas de capacitación no se realizarán dentro del horario laboral, dejando implícito que los trabajadores deberán concurrir a esas jornadas fuera de su horario de trabajo.

 

Esa es también, la misma estrategia que usó Jaime Correas en el multimedio de Vila.

 

German Fluss


German Fluss / Especial para "El Mordisco"

“Los docentes son unos parásitos”


Esa frase la ha repetido montones de veces Jaime Correas, antes de ser el titular de la Dirección General de Escuelas. Era director del Diario Uno y de los periodistas decía que eran “unos  boludos y vagos”. En esencia Correas, subido en el pedestal de su soberbia, tiene un trauma con los trabajadores en su conjunto y, mientras esté al frente de la DGE, no habrá paz ni proyecto educativo posible. Solo es capaz de pergeñar estrategias empresariales, efectivas para la patronal.



El Estado no es una empresa. Jaime Correas no entiende eso. O lo entiende, pero no le importa.

 

Durante muchos años, fue director de Diario Uno y hombre de confianza de Daniel Vila y su ballet. Más allá de que nunca olvido quien era el dueño del circo, Correas se las arregló para hacerle entender a Vila que el Uno era “su” territorio y que, si lo dejaba hacer, el diario era una herramienta útil para las ambiciones de la familia.

 

Sin embargo, durante todos esos años, su obsesión era competir con Los Andes, no porque quisiera ser mejor que ellos sino porque, en el fondo, deseaba ser algún día el director del diario fundado por los Calle.  Todo era cuestión de ambición. Todo lo que ha hecho Correas es por ego. No hay más que eso.

 

Correas siempre le achacó la culpa de la “boludez” de los periodistas, a los docentes. Parado en su pedestal, desconociendo la realidad de las aulas y con apenas una mínima experiencia, este licenciado el Letras repetía constantemente que “los docentes son unos parásitos” y que no tienen nivel cultural ni preparación suficiente para enseñar.

 

Correas imagina al aula como un laboratorio. Supone que allí debe haber niños esponjas y una cosa, parecida a un altoparlante, que escupa conocimientos y felicite al que los absorbe y castigue al que no.

 

Para Correas el docente debería marcar tarjeta apenas llega a la escuela, ingresar al aula y desde el primer instante, ignorando cualquier emoción humana, cualquier drama, cualquier conflicto, escupir conceptos. Y a hora cosa, mariposa.

 

Si por esas putas cosas que tiene la vida, a algún trabajador a su cargo se le ocurriera reclamar, Correas siempre hizo lo mismo: dividió en la mayor cantidad de categorías posibles a los trabajadores. Incluso hizo subcategorías falsas, otorgando “premios” mensuales a quienes no reclamaban. Ese modelo que aplicó en el Diario Uno es el que quiere repetir con los docentes con el “ítem aula”.

 

Correas ha usado en estos días el latiguillo de que hay que priorizar “el hecho educativo”. Pero no tiene la más puta idea que es eso y, a pesar de que lo ha repetido ante los medios incesantemente, nadie le ha repreguntado qué es para él el “hecho educativo”. Cuando conteste esa pregunta, se delatará aún más.

 

Este que escribe podría apostar que Emma Cunietti  ya se ha trenzado varias veces con Correas. Porque Cunietti es docente, por sobre todas las cosas y, más allá de ideologías, difícilmente se banque el desprecio que tiene el petiso por los maestros.

 

A Correas lo llevó allí su ego y los negocios entre Vila Manzano y Godoy Cruz. Pero el sistema educativo le importa un pito. Lo único que quiere es figurar en Wikipedia. Por ahora no lo ha logrado. El único Jaime Correa (sin s) que figura ahí, es un futbolista mexicano que jugaba de 6 y que se retiró en 2014. Le decían “El Alacrán”. Pura coincidencia. 

 

German Fluss