La Mary


Milita por los niños y los adolescentes desde mediados de los 90. Dice que se hizo peronista desde que se dio cuenta “que la restitución de derechos siempre se hacía desde el peronismo”. Ahora la sacaron del área para la que se preparó y dice que le duele que “traten de ejecutar un ordenamiento como si todos fuésemos ñoquis”. María de los Ángeles Díaz de López, la Mary López, un ejemplo de coherencia militante.


Cuando la entrevista terminó, la Mary se despidió con un: “Gracias, compañero” y, entonces, todo tuvo sentido. Ocurre que María de los Ángeles Díaz de López puede ser una desconocía para casi todos, pero “la Mary” es una de las personas más conocidas en la calle, donde está la gente, donde transcurren sus días los más vulnerables. Los niños y adolescentes.

 

Hace un par de días, en acto que es casi menor si se lo compara con su labor de más de dos décadas, el trabajo incansable de la Mary fue reconocido por el Concejo Deliberante de Guaymallén. Y, pese a que ahora se la trate de ocultar en una oficina absurda, ella continúa con su tarea desde la Fundación que ella misma creó.

 

Mary es peronista y mujer. Tiene 51 años;  tres hijos de 32, 28 y 25; dos nietas de 4 años y un año y 5 meses, y 20 años de trabajo incansable con los sectores más desprotegidos, especialmente de Guaymallén.

 

“Empecé en el 94/95, con Mecha Gómez. Un día fui a una charla que daba ella y me gustó mucho el contenido social de su trabajo. Ella me preguntó si quería prepararme para trabajar en niñez y adolescencia y me empecé a capacitar. Durante muchos años trabajé ad honorem”, cuenta, sin siquiera intentar que el repaso de su historia sea una refutación para aquellos que suponen que todo trabajo de compromiso social y militante es sinónimo de “ñoqui”.

 

“Yo me hice peronista, porque mis abuelitos eran peronistas. Mi papá era radical, pero yo me fui dando cuenta que la restitución de derechos siempre se hizo desde el peronismo”, dice Mary.

 

Recuerda que los primeros años fueron de mucha militancia social, de trabajar en los barrios armando talleres. “En el año 2003, cuando el radicalismo gobernaba Guaymallén, organizamos algunos grupos de referentes barriales y armamos nuestra propia organización con Roberto Rey  y creamos la Fundación Apapachar”, cuenta., y agrega: “Allí empezamos a militar fuertemente por los derecho de los niños”.

 

Así, con algún apoyo nacional, comenzaron a “armar proyectos de protección a la niñez y la adolescencia. Conformamos un equipo con abogados, trabajadores sociales y psicólogos”.

 

Ya en el 2005 “comenzamos a fortalecernos”. Luego comenzaron a trabajar con la DINAF y mary llegó a ser directora de la Provincia en esa área tan compleja.

 

-¿Por qué elegiste trabajar en esto, que es tan difícil?

 

-Creo que lo llevo en el alma. Yo llevo en el alma la niñez. Disfruto cuando salgo a trabajar y puedo restituir, acompañando, conteniendo”.

 

Dice que en este presente, mucho más complejo y despiadado, “hay que estar más presente y trabajar con más fortaleza”.

 

A pesar de tantos años de trabajo, Mary recién pasó a ser empleada de plana de la Municipalidad de Guaymallén en 2012. Ahora, con la nueva gestión de Marcelino Iglesias, la comuna la “castigó” y, sin tener en cuenta que es una de las personas más experimentadas y preparadas, la sacó del área y la trasladó a la Dirección de Desarrollo Económico. “Fue un poco duro”, dice Mary. “Voy a estar en algo que no es lo mío y creo que es un desperdicio de recursos no ocupar espacios con gente que sepa lo que hace”. Dice que “esto me duele como militante de los derechos de los niños. Yo no tengo universidad, pero tengo 20 años de trabajo en el territorio. Nunca estuve detrás de un escritorio y tengo el sentido común que te da la calle”.

 

La entrevista termina. Mary se despide. No queda más que preguntarle. Apenas decirle: Gracias, compañera

 

Enrique Pfaab